La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anuncia que deja el cargo en una conferencia de prensa en Napier, Nueva Zelanda, el 19 de enero de 2023. (Warren Buckland/New Zealand Herald vía AP)
Jacinda Ardern, de 42 años, asumió como primera ministra en agosto de 2017, cuándo tenía 37 años de edad, convirtiéndose en la persona más joven de la historia del país en ostentar el cargo. Llegó al poder tras acordar una alianza de gobierno con los Verdes y los nacionalistas de Nueva Zelanda Primero, poniendo fin a una década de gobiernos conservadores que habían obtenido el cargo y liderazgo del país oceánico.
La primera ministra de Nueva Zelanda, anunció este jueves inesperadamente que dejará el cargo el próximo siete (7) de febrero. “Soy humana, los políticos somos humanos. Lo damos todo, todo el tiempo que podemos. Y entonces llega la hora. Para mí, ha llegado la hora.” Con estas palabras ha justificado Jacinda Ardern su decisión de dejar el cargo de primera ministra de Nueva Zelanda, nueve meses antes de las elecciones generales en dicho país.
Una de las reacciones a esta inesperada renuncia fue la realizada por la exprimera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, la primera mujer en ocupar el cargo en el país, afirmó que Ardern se había enfrentado a un nivel de ataques “sin precedentes” durante su mandato, que empezó en 2017, siendo reelegida en 2020.
En octubre del 2020, Jacinda Ardern ganó las elecciones con un 49,1% de los votos, la primera mayoría absoluta registrada en este país desde 1996. Detrás de su victoria estaba el manejo —entonces considerado impecable— de la pandemia, además de su liderazgo ejemplar durante los atentados terroristas de Christchurch y la erupción del volcán Whakaari. A pesar de su descenso de popularidad, el partido laborista pierde con Ardern su mejor opción para afrontar las elecciones que se realizarán en el mes octubre del 2023.
Los parlamentarios del Partido Laborista tienen previsto votar a un nuevo líder el domingo. Si un candidato no consigue dos tercios de los votos disponibles, la contienda por el liderazgo se someterá al voto de todos los afiliados.
El ganador se convertirá en primer ministro hasta las próximas elecciones generales. El mandato de Ardern concluirá a más tardar el 7 de febrero y las elecciones generales se celebrarán el 14 de octubre.
Los comentaristas señalan a varios ministros de Ardern como posibles candidatos al puesto, entre ellos el ex ministro de COVID y actual ministro de Educación y Policía, Chris Hipkins, y la actual ministra de Justicia, Kiri Allen.
“Me voy, porque con un papel tan privilegiado viene la responsabilidad. La responsabilidad de saber cuándo eres la persona adecuada para liderar y también cuándo no lo eres. Sé lo que requiere este trabajo. Y sé que ya no tengo suficiente en el tanque para hacerle justicia. Es así de simple”, dijo Ardern.
“Estoy increíblemente orgullosa de lo que hemos logrado en los últimos cinco años a pesar de los muchos desafíos que se nos presentan. Hemos dado la vuelta a las estadísticas de pobreza infantil y hemos logrado los aumentos más significativos en apoyo social y existencias de viviendas públicas que se hayan visto en muchas décadas”, destacó Ardern.
“Además de nuestra ambiciosa agenda que ha buscado abordar temas de largo plazo como la crisis de la vivienda, la pobreza infantil y el cambio climático, también tuvimos que responder a una gran incursión de bioseguridad, un ataque terrorista doméstico, una erupción volcánica y una pandemia mundial, y la consiguiente crisis económica. Las decisiones que se han tenido que tomar han sido constantes y de peso”, agregó.
El anuncio ha cogido por sorpresa a los neozelandeses y a su mismo partido; los ministros y diputados laboristas han conocido la noticia solo unas pocas horas antes que se divulgara a la prensa.
Ardern dice estar ansiosa por pasar más tiempo con su hija, Neve, y poder casarse finalmente con su prometido, Clarke Gayford. La líder laborista juega la carta personal para convencer a los neozelandeses de que su decisión no es en absoluto política, a pesar de que las últimas encuestas sitúan a su partido en el nivel más bajo de popularidad desde 2017.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y su pareja, Clarke Gayford, tras la rueda de prensa.
El apoyo a la primera ministra empezó a decaer cuando mantuvo las restricciones por la covid durante mucho más tiempo que la mayoría de otros países, pero ha sido el declive económico el que ha causado más daño a su prestigio.
El incremento del coste de la vida (la inflación se sitúa en el 7,2%), la subida de los tipos de interés y el aumento del precio de la gasolina han lastrado el aura de una de las líderes más populares de la historia de Nueva Zelanda y de gran proyección internacional.
Jacinda Ardern ha conseguido una popularidad sin precedentes para un jefe de Gobierno neozelandés. Ha destacado en la escena internacional por su progresismo y su empatía.
La revista Times alabó su agenda de “compasión y comunidad’ y la revista Foreign Policy la apodó la “anti-Trump del mundo”. Su popularidad ha abierto puertas hasta ahora cerradas para este pequeño país de cinco millones de habitantes. Además, Ardern se ha erigido como portavoz feminista por su determinación de no sacrificar su vida personal a coste de su carrera profesional.
Respecto a su vida personal, siempre intentó demostrar que para estar en política no hace falta sacrificar la vida personal y familiar. Un año después de asumir, nació su hija, Neve Te Aroha. Ardern fue apenas la segunda líder mundial en dar a luz durante su mandato, después de Benazir Bhutto, en Pakistán.
Posteriormente, llevó a su recién nacida a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un esfuerzo para acallar las voces misóginas que la acusaban de no poder ejercer de madre y primera ministra a la vez.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, llega con su hija Neve en brazos a la 73.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la sede de la ONU, el 25 de septiembre de 2018.
Por último, se puede decir que el inesperado anuncio de Ardern tiene lugar mientras algunos sondeos conceden cierta ventaja al opositor Partido Nacional para las elecciones, y dan a la formación de Ardern, que ha mantenido cierta popularidad a pesar del desgaste habitual tras años de gobierno, una caída en sus índices de apoyo. No obstante, Ardern ha dicho que cree que su formación “ganará las elecciones”.
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